domingo, 3 de marzo de 2013

Carta 5 - Nada, cero

No sabía el porqué, por qué, porque, porqué... solo era un impulso de desahogo.

Buscava buenas palabras para describir la extraña sensación que le recorría por el cuerpo al escuchar aquellos viejos temas de grupos cuyos nombres pocos conocen.
Una parte quería inventar una pulcra historia, y otra, un mundo de fantasía. Venció

Ya no importa el mirar a la pantalla, no le importa. Su cerebro solo quiere derramar un poco de imaginación.
Imaginando que se habrían las ventanas y podía salir volando hacia aquellas praderas vírgenes de las montañas que aparecían en las películas, con un tono peculiar en la tonalidad del sol.

Cambio de canción.

Arriba, a la derecha, el reloj me recuerda la hora. Al lado, también a la derecha, la cama.
Pero espera, aún puedo exprimirme un poco mas.

Mañana será un día productivo, ese es el sueño por ahora. El irse a dormir para iniciar un nuevo día a veces parece algo inútil cuando no sabes que harás en el mañana.
Levantarte tarde, y a veces se preguntaban como podían seguir durmiendo a cada noche si las energías no se gastaban.

Salir al mundo, eso necesita. Pasear y que le de el viento en la cara.
Querría salir y andar mientras piensa cosas importantes. Ya lo ha hecho.
Pero fracasa, a cada soplo de aire fresco, su mente piensa en un sin-sentido de situaciones improvisadas y sin fin alguno. Su consciencia prefiere seguir embaucada en esos mundos internos y entretenidos que aburrirse con pensamientos profundos y aburridos.


Leí aquellas líneas, y me di cuenta de que no había sentido, ni aún uno de esos retorcidos.








-Perfecto.


1 comentario:

Dani Pinyol dijo...

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