jueves, 21 de marzo de 2013

Carta 9 - Historieta 5

"Corre lobo, corre.

No existían humanos. Si queremos un mundo de fantasía agradable no deben haberlos.

Todo cuánto ocupaba la faz de la tierra era un sin fin de bosques de todos los tipos, de todos los colores. Valles interminables, ríos, lagos, mares y océanos de aguas cristalinas y un sol rodeado de un gran cielo azul lleno de nubes blancas que solo dejaba su trono para darle paso a una gran luna llena blanca con sus incontables siervos las estrellas, de todos los colores y tamaños.
Montes tan altos, que a veces partían las nubes. Con cumbres blancas.
Incluso cuando llovía, el cielo no dejaba su belleza para convertirse en un manto gris, como nos ocurre a nosotros.

No existia ni una sola especie extinta, todas estaban allí. No existían carnívoros, ni herbívoros, su alimentación era mas compleja e inimaginable que eso. Sus vidas tenían propósitos, el mayor; gozar de su fantástico mundo. Cada animal, conforme a su especie.

Incluso los animales mas solitarios se rodeaban de otros de su misma especie y de diferentes, no había motivos para la separación. Todos eran la gran familia.
Tan solo había un animal solitario. Un lobo.

Su visión era diferente, el quería explorar e ir por todos lados. Correr de día y aullar de noche, correr de noche y aullar de día.
Su anhelo era el de alcanzar la libertad. Y corría, corría por todo el mundo sin descanso tras algo que no acababa de identificar. Nunca estaba suficiente tiempo en ningún lugar, como para que todos los habitantes de la zona se enteraran. Por eso, en muchos de los lugares en los que estuvo, su paso por allí a muchos les parecía mas una leyenda que un hecho. Y dudarían incluso de su existencia si no fuera por sus aullidos.

Muchos de los demás animales le tenían por un loco, sus "hazañas" muchas veces eran las historias que contaban las bestias entre ellas. Los árboles, tendidos como una gran red le veían allá donde iba. Extendían entre ellos las historias y así llegaba a oídos de todos. Era casi una leyenda, y el oír sus aullidos solitarios durante la noche provocaba entusiasmo en muchos.

En lo alto de un peñasco se encontraba aquel día, cuando alguien se le acerco. Eso era extraño de por si, aún cuando muchos le habían visto y le reconocieron, y sabiendo incluso las perdices que no había peligro en el acercarse al lobo, todos se quedaban distantes, observando a la casi leyenda.

Su respiración era algo acelerada, acababa de recorrer muchos kilómetros corriendo entre los árboles y saltando por las rocas.
Se giro con curiosidad por ver quien osó acercarse a el, aunque el lobo nunca hubiese mostrado el deseo de algo contrario.

Era grande, con plumas. Tenía dos grandes ojos con unas pupilas negras y profundas. Su aspecto era corpulento. Sus plumas estaban teñidas de colores grisáceos de fondo, con zonas marrones al inicio de éstas, algo de blanco e incluso motas de un tono amarillento. En su cuerpo también había negro alrededor de sus ojos, y dos cejas largas que llegaban mas allá del radio de su cabeza, que parecían mas pelo que pluma, no, no era pluma.
Su cabeza era ancha y grande aposentada firmemente sobre unos hombros que no se veían.
Ancho pecho con un blanco radiante y unas patas anchas y firmes con un pelaje de un tono marrón suave tirando a amarillo mate.
Su cola era grande y dificilmente descriptible. Pero una cosa era segura, era el mejor final que el cuerpo de un animal pudiera tener.

Se acerco y se colocó a su lado. Enfrente, tenían un gran valle donde leopardos competían con aves y velociraptors por ver quien era mas veloz. Los elefantes se refrescaban en el agua con los hipopótamos y los cocodrilos tomaban en sol. Un par de viejos diplodocus debatían sobre la altura que llegaría a tener un joven árbol aún en fases de crecimiento. Estaban seguros que vivirían los suficiente para verlo.
Las gacelas corrían... los Parasaulorofus dormían...

- He escuchado tus historias, he visto tus pisadas, he oído tus aullidos- Dijo el ave.

El lobo no dijo nada, no había sido una pregunta ¿Qué iba a contestar?.

-Muchos oyen en tus aullidos valentía, fuerza, aventura, intriga... Yo oigo dolor.

Un fuerte espasmo golpeó el corazón del lobo, que, con los ojos bien abiertos, clavó su mirada en el ave.

-Muchos son los rumores que cuentan el porqué de tus viajes. Muchos relatan que eres un alma libre que hace cuánto le place, un alma libre. Creen ver que tu vida es casi una leyenda, que tus viajes están llenos de auto realización y los pequeños, sueñan con ser como tu.
Yo veo... un alma en pena. - Hico una pausa y le miró- ¿Por qué corres lobo?

Tras la pregunta, los ojos del lobo que aún miraban a aquel extraño se volvieron vacíos. Ya no miraban lo que tenía delante suyo, ahora buscaban una respuesta en su interior. Aquel ave no le estaba acusando, no le estaba echando bronca, no intentaba ridiculizarlo. Todo lo contrario, la profunda y grave voz desprendía una sabiduría y un propósito mucho mas noble que eso. Sin decirlo, la voz del ave le contaba que tenía algo que decir. Por ello el lobo no hablaba, solo escuchaba con una fuerte intriga por oír lo que esa vieja ave tenía que decirle.

-Corro porque busco... busco, algo.- Intentó contestar el lobo.
-¿Y que es eso que buscas?- Preguntó el ave
-No... no estoy seguro. Quise ser libre, tan solo eso, disfrutar de la brisa del bosque, de beber el refrescante agua de los arroyos tras correr bajo el sol. Vivir aventuras, conocer mundo...
Al menos eso era por lo que decidí salir en mi juventud.

El búho rió. Desvió la mirada al valle de nuevo, observándolo todo con sus grandes ojos.

-Tus pisadas a toda prisa, corren por otro motivo... te mueves inquieto...
Lobo:
No hay peor mal, que correr sin un destino. Eso es vagar.
No hay peor sensación que buscar sin saber el que. Eso es desesperación.
No hay peor sentimiento que el querer llenar un vacío, sin saber como. Eso es locura.

Todo ser debe tener sus momentos a solas consigo mismo, si. Todos tenemos que sentirnos a gusto aún cuando estemos solos, eso es el bienestar.
Pero todo ser, debe rodearse de criaturas y estar en comunión. Nadie quiere estar solo amigo, eso no está en nuestra naturaleza.

No hay mejor cosa que estar rodeado de seres queridos.
No hay mejor vida que vivir tus grandes momentos junto a alguien especial.
No hay nada mejor que una fuerte y gran comunión con todos los seres y con la naturaleza.
El poder salir a correr durante días y ver mundo para luego volver y poder contárselo a alguien.
El conocer a nuevas criaturas y tener el motivo de reencontrase con ellas para viajar.
El descubrir maravillas de nuestro mundo para mostrarlas a los demás.

Mas tu nunca paras, corres y corres...
Estás lleno de experiencias mas, ¿Ante quien las presumirás?
Estás lleno de conocimiento mas ¿A quien lo enseñarás?
Estas lleno de vida mas ¿Con quien la compartirás?

Mejor le es a un preso estar en una prisión donde su estancia tiene un propósito, una razón, que el preso que escapa y huye para luego darse cuenta que nada ni nadie le espera fuera.

Lobo, el vacío que sientes es el espacio que ocupan los demás seres en nosotros. El espacio que llena el saber que no estás solo.
Es realmente casi indescriptible el recorrer mundo y vivir tantas experiencias pero, ¿Que sentido tiene correr si luego no tienes un lugar al que volver?

Vuelve lobo, vuelve de donde partiste si aún lo recuerdas. Rodéate con las demás almas con tus historias.
Viaja si quieres por el mundo, y en cada región cuéntales lo que hay al otro lado de las montañas. Reta a los árboles a contar tu historia en los valles por ti mismo, antes que ellos puedan hacerla llegar.
Comparte lobo, descarga.
Llevas encima un gran tesoro, pero no tienes nadie a quien venderlo, nadie a quien regalarlo, por lo cual tu tesoro no es otra cosa que una gran carga, una pesada carga.

Quizás eso sea lo que te queda de leyenda.

Corre lobo, corre."








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